Empiezo esta entrada inmediatamente pidiéndote perdón por haber dejado de escribirte, verdaderamente los últimos meses del año 2013 fueron bastante agitados en cuanto carga de trabajo, que para un fonoaudiólogo como yo implica confeccionar millones de documentos, que aniquilan tu hambre bloggera. Además, he estado con la cabeza en otro parte, leíste bien, en otro parte. Te aviso que desde esta reseña, no ocuparé el formato de antes, puesto que me parece tedioso estar separando y diseccionando las distintas dimensiones de una obra, ya que considero que lo más importante es la impresión que deja en mí como humilde lectora, y por supuesto en ti, si es que decides jugártela por ella.
El caluroso día de hoy, quiero hablarte acerca de una novela estrenada hace no tanto tiempo, lleva poco más de un mes "al aire", y es de una argentina llamada Susana Oro. Sé que tiene una publicación anterior, pero no la he leído , y la verdad es que decidí abordar esta historia netamente por el título, me pareció bonito y me siento identificada con él.
La portada de Todos los caminos me conducen a ti, me parece adecuada, porque representa básicamente los elementos presentes en la historia, sin embargo, creo que sería interesante optar por un diseño más cosmopolita, ya que creo que esta es una trama que sí puede exportarse para llegar a un público más masivo, y en general, si analizas el mercado, las editoriales grandes optan por portadas más minimalistas.
La novela se encuentra relatada por un narrador bastante particular, que me hizo recordar la voz en off de Charlie y la Fábrica de Chocolates-así como un cuentacuentos- que conoce el destino de los personajes y que te va dando pistas que te permiten ir destapando esta caja de Pandora que la autora armó, de manera muy inteligente, con sus protagonistas. En ocasiones, tuve la sensación de que la información otorgada redundaba un poco, pero no me molestó mayormente.
Un elemento que llamó poderosa, pero poderosamente mi atención, es que me parece que a pesar de que la historia se encuentra ambientada en una provincia argentina, está escrita prácticamente en un español neutro, sin mucha variación dialectal. Este elemento no es habitual en autores trasandinos emergentes, que habitualmente relatan las vivencias de sus personajes utilizando su marcado dialecto, y puede ser un elemento distintivo de la autora.
El argumento de Todos los caminos me conducen a ti, me impresionó como muy bueno, como esas historias de telenovelas antiguas, en donde la protagonista pobre no era pobre sino que era hija del heredero que había sido cruelmente manipulado por su paaaaaaadre...
Me encantan esos argumentos.
Tienen todo el drama que a mí me gusta.
Sufrí tanto, tanto. La leí dos veces, y algunos capítulos, tres, para sufrir más.
Y es que en Todos los caminos me conducen a ti, se tejen dos historias de amor, ambas cruzadas por la tragedia del destino. Por un lado, Blanca y Máximo, que fueron maniatados y terminaron más separados que los polos hace más de 23 años ; y Grecia y Lucio que combaten contra los demonios de la sociedad actual, y el síndrome de SIMON, lo conoces??...es nuevo, búscalo en Google. El punto es que de alguna manera, estos cuatro seres se juntan en tiempo y espacio, y queda la escoba¡¡¡ Pim pam pum¡¡ En ocasiones, me pareció casi una comedia, me causaron risa algunas situaciones y otras me generaron penita, fue terrible, me salieron mis lagrimitas de cocodrilo, tanta injusticia, malditos roedores. Odié a Lucio, por burro, por bestia, por salvaje, por por porrrrrrrrrrr todo.
De verdad que pienso que la gracia de Todos los caminos me conducen a ti, es que explota ese carácter del fin del mundo heredado de la gente del sur ( a la que la vida no se le hizo nada fácil); que es medio oposicionista y totalista, todo o nada, blanco o negro, que tanto nos cuesta domar, mediante prototipos de personas que representan vívidamente esa tozudez en sus distintos grados, y que te hacen darte cuenta que al final, todos tenemos que ceder y que independientemente de las cartas que nos haya dado el destino, siempre podemos jugarlas para ser felices.
Me gustó, harto.
Cambio y fuera.