lunes, 24 de junio de 2013

Pídeme lo que quieras. Autora: Megan Maxwell.

Reseña extraída de megan-maxwell.com.


Erótico, sensual y tremendamente morboso. Una novela que reúne las fantasías de muchas mujeres.
Tras la muerte de su padre, Eric Zimmerman, un prestigioso empresario alemán, decide viajar a España para supervisar las delegaciones de la empresa Müller. En la oficina central de Madrid conoce a Judith, una joven ingeniosa y divertida de la que Eric se encapricha al instante. Atraída por su jefe, tanto como él por ella, Judith, entrará en sus morbosos juegos. Unos juegos llenos de fantasías, sexo y situaciones que ella nunca pensó vivir.


La cosa formal.

Primera entrega de la exitosa trilogía Pídeme lo que quieras, NO APTA para menores de 18 años, que nos muestra en primerísima fila la historia de amor entre la española Judith Flores y  el alemán Eric Zimmerman. Con un narrador protagonista, la autora desarrolla una escritura bastante ágil, de fácil seguimiento, absolutamente comprensible, que se pasa volando, te lees la novela en nada.




El argumento.

Judith es una joven española de clase media, que trabaja en una empresa farmacéutica de secretaria, tiene una jefa directa negrera bitch que está involucrada con un subalterno. En las primeras páginas, ocurre un hecho que marca la tónica de la novela, algo que no debe ser visto, algo que genera emociones extrañas en la protagonista. En este contexto aparece en la vida de Jud, Eric. Sin saber que se trata de el big boss de la empresa, el hijo del dueño, el HEREDERO ( como novela mexicana), Jud se queda encerrada con él y con otras personas en un ascensor, y producto del calor, de la claustrofobia y de lo guapo que es el sujeto, Judith le ofrece un chicle y no contenta con sólo ofrecérselo, amablemente lo coloca en la boca del receptor (ídola). Desde ese punto, la vida de la srta. Flores cambiará radicalmente para vivir una historia de sexo y amor de antología. 
Lo distinto de este argumento, y lo que le dá el gran plus a la historia, es que Eric , cómo te lo explico para que se lea elegante y comprensible...a Eric le gusta jugar, entiéndase por jugar a prácticas sexuales que involucran a 3 o más personas con o sin accesorios.
La historia transcurre por tanto, entre variados episodios sexuales, celos, secretos, malas intenciones y lo más importante, la evolución de los sentimientos entre ambos protagonistas. El final, buenísimo y con un pequeño adelanto de la segunda parte.

Mis emociones.

El primer libro que me escandalizó profundamente, fue 50 sombras de Grey, cuando lo leí por primera vez me espanté, fue demasiado para mi mente cartucha, posteriormente lo volví a leer y en realidad, pensé, no, no es tanto. Pero Pídeme lo que quieras, es millones de veces más hot que Grey, es que quedé pero en shock con muchas escenas. Me reí mucho con Jud, me agrada su forma de hablar, su relación con su sobrinita,  aparte que siento empatía hacia ella ya que tiene a su gatito Curro hace años, eso suma puntos conmigo. 
Existe una escena específica, que involucra un video, en donde francamente sentí  rabia hacia Eric, es que llegué a saltar de la cama y dije: Weón maricón cómo se te ocurrió hacer eso , lo mato lo mato¡¡¡ Pero después comprendí que mi rechazo inicial hacia la situación, así como también hacia muchos otros hechos, tiene que ver con mi percepción cultural de las relaciones de pareja, propia del latinoamericano.
Y es que al parecer, en países como Alemania- por lo que me han contado-es habitual ese tipo de prácticas, y no acarrean arrepentimientos ni reclamos en las parejas, sin embargo, al menos acá en Chile, no logro imaginarme ( bueno tal vez sí existe pero no es tan masivo) una realidad así, entendiéndose que existe tanto apego al cuerpo y que tanto hombres como mujeres somos enfermos de celosos, particularmente yo no aguantaría ni a palos una situación así.
Escribiendo estas líneas, me doy cuenta que justamente eso es lo bueno de la novela, que te permite plantearte la duda, podría hacer algo así? y si fuera el amor de mi vida? y justamente, son estas las cavilaciones mentales que separan un libro cualquiera, de una novela que te entra al sistema.

¿Qué quise comer mientras leía?

Chicle, de fresa.

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