miércoles, 7 de agosto de 2013

El dueño de mi arte. Autora: María Border.

Sinopsis y portada extraídas de amazon.com

Julieta Figueroa Paz era un torbellino caprichoso de cinco años cuando conoció a Lautaro Díaz Villar un poco mas grande que ella. Él la llamó “linda” y le regaló las primeras acuarelas con las que Julieta descubrió su pasión por pintar.
La atracción crecerá con ellos en el tiempo. Cada encuentro estará signado por la fascinación que se tienen, pero ambos son orgullosos y desafiantes y ninguno está acostumbrado a perder. 
Él peleará por poseer sus pinturas y a Julieta.
Julieta será una contrincante difícil y aceptará cada desafío.
“Siempre hago lo que se me da la real gana Julieta. Creí que lo sabías”.
“Creciste en medio de gente que te hizo creer que sos lo máximo. Despertate Lautaro. Sos de carne y hueso. Un mortal al que se puede tomar o dejar. Igual que a cualquiera”

La cosa formal.

Hola buen día, acá en Concepción, muy muy lejano, está nublado pero se ve el sol. Te cuento que el día de ayer, comencé y terminé de leer El dueño de mi arte, la verdad es que terminé con Mía El gato y el ratón , la reseñé, y me decidí inmediatamente revisar este segundo elemento de Colección de Novelas para no perder el ritmo.
La portada me parece bonita, una mezcla entre sensualidad femenina e infantilismo, que es básicamente la representación del carácter de la protagonista, Julieta.
Me parece que la narración está mejor lograda que en Mía, me impresionó más hilada, más compacta. Utiliza un narrador protagonista, en voz de Julieta, lo que lamentablemente me generó cierto grado de insatisfacción, ya que siento que me hubiese gustado conocer y entender más al protagonista masculino, Lautaro.
Pienso que El dueño de mi arte, tiene un mayor nivel de erotismo en sus páginas, sin embargo en ningún caso, pero en ningún caso, alcanza los niveles presentes en otras novelas románticas.

El argumento.

Julieta tiene 5 años y está indignada porque fue a una reunión social de sus padres y le tocó una tonta bolsa rosada de recuerdo con una muñeca fome en su interior...qué lata de sorpresa¡  Se esconde bajo la mesa y alguien la acompaña, un niño de ojos grises, que para evitar su pena, le entrega su bolsa azul, que contiene acuarelas, hecho que desata en la pequeña Julieta todo su arte.
Julieta tiene 10 años, vuelve a estar en la reunión social, y el chico de ojos grises le pide su primer baile, el chico tiene nombre, se llama Lautaro.
Julieta tiene 15 años, es su cumpleaños y sólo quiere que Joaquín le pida que sea su novia, pero aparece Lautaro y le entrega su primer beso.
Julieta tiene 19 años, se dedica a pintar, está decidida a hacerlo de manera profesional, y vuelve a encontrarse con Lautaro...

Lautaro es para Julieta, la fuente de inspiración desde sus 5 años, lo ve una vez por lustro prácticamente, pero una vez que Julieta ya es una mujer, Lautaro pone todas sus fichas con el fin de hacerse de la joven para siempre... el problema es que Julieta no lo entiende así y exhibe un comportamiento de aquéllos, capaz de ahuyentar a un santo.

Mis emociones.

Leí el dueño de mi arte en exactamente 100 minutos, no fui capaz de detenerme, y este hecho me lo autoexplico por dos grandes razones. En primer lugar, y especialmente durante las primeras páginas, no reconocí el estilo de la autora, me parece que es bastante distinto al mostrado en Mía El gato y El ratón, me impresiona como una narración más adulta y más acabada, en el estricto sentido de la escritura; por otro lado, el narrador, al tener como voz a Julieta, deja fuera los pensamientos y la personalidad de Lautaro, entonces durante toda la historia traté de buscar pistas para explicar la actitud cometa Halley de Lautaro ( aparece una vez a las quinientas), pero no lo dilucidé hasta el final prácticamente, eso me hizo mucha falta, definitivamente.
En segundo lugar, me gustó mucho el tema de acompañar a la protagonista, en episodios significativos desde su infancia, me pareció muy bonita la forma de encuentro entre Lautaro y Julieta, sin embargo, la actitud de la chica me sacó de mis casillas, no entendí qué carajo le pasaba con Lautaro. Sí, tal vez en su situación yo me hubiese mostrado algo recelosa, pero sencillamente hubiese averiguado algunas cositas utilizando las tecnologías actuales y públicas, y listo, hasta ahí, nada más, si el hombre me gusta, me atrae, le hecho para adelante obvio¡ . O sea, qué culpa tiene el pobre Lautaro de ser millonario? Qué culpa tiene Lautaro de querer obtener cuadros que también son significativos para él?. Pero no, Julieta se persigue a niveles psiquátricos, arranca, arma shows, quiere su show...no, un desastre, me exasperó la chica, leyó demasiado drama en su vida yo creo. Y escribiendo ésto, pienso que cuando una novela te permite realizar esos procesos mentales con respecto a un personaje, es porque el trabajo está bien hecho, porque uno es capaz, mediante el relato, de observar la situación y generar un juicio propio.
Gracias a Dior, al final la chica recapacita, no por inspiración propia, sino porque le tienen que apretar las clavijas para que lo haga.

El dueño de mi arte, es una historia muy bonita ( a excepción de la protagonista), tierna a morir, muy pero muy dulce, apta para todo lector mayor de edad. 

¿Qué me dieron ganas de comer mientras leía?.

Yogurt natural con berries y granola de chocolate.



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