domingo, 16 de junio de 2013

Reseña: La última raya. Autor: Javier Jorge

Comienzo con las reseñas del blog, y a pedido del autor,  con la última novela que leí, La Última Raya.


Rubén procede de una familia humilde de Badalona, se codea día a día con artistas y personajes famosos, viste ropa de marca, huele a perfumes caros, fantasea cada noche con Mónica Bellucci, es cocainómano, putero y madridista confeso y aun así, no es feliz.



Lucha día y noche contra su corazón por olvidar a Angie, la puta de Angie, su novia de toda la vida que le ha abandonado. Se castiga a diario por no ser como Manolo Lama y tener que tratar con frikies sin calaña. Odia a su padre tanto como adora a su madre y trata de pasar página abusando más de la cuenta de las drogas junto a un viejo amigo del instituto y quedando con chicas que solo le quieren por su coca y su polla, en este justo orden. 



Muriendo poco a poco en mil noches de risas, copas y rayas de farlopa deambula por la vida, frecuentando prostitutas de diferentes lenguas y etnias y protagonizando peleas callejeras. Lucha por recuperar su dignidad como persona, pero siempre con el nombre y el recuerdo maldito de Angie martilleándole la cabeza, arrastrándole a sufrir penurias jamás imaginadas bajo la misteriosa presencia de Paulo Coelho.





La cosa formal.

La última raya no es una novela dulzona, aquí los personajes no son seres de luz tocados por Dios, dotados de infinito amor y bondad por el prójimo, en La última raya, te metes en la cabeza de un simple mortal, un adulto joven, plagado de demonios internos. 

La narración en primera persona, transcurre velozmente, te lleva a la mente de Rubén, el protagonista, un periodista de farándula, que te va mostrando a través de sus ojos su vida diaria. Resulta particularmente llamativo el estilo de la narración  , acelerado, con constantes flashes a recuerdos, tal como si fuera tu propia cabeza la que está contando la historia. En general, prefiero a los narradores sabelotodo, pero la carga de la historia es tan fuerte, que con soportar la visión del protagonista es bastante.

A pesar de ser una lectora bastante veloz, con años de práctica; la lectura de La última raya se me tornó lenta, el motivo?, el lenguaje. Está escrita en un lenguaje de barrio español, dialecto difícil de comprender para una chica como yo, tuve que recurrir al diccionario de la web y del iPhone para dilucidar algunos términos: Winston? Canuto? Rulo? y muchos modismos que si bien dificultaron mi lectura, me entretuvieron bastante, me causaron risa y me dedique a leerlos en voz alta, sólo para escuchar cómo sonaban con mi acento ( deformación profesional).

El argumento.

La última raya te invita a acompañar a Rubén González en su viaje. Rubén es un adulto joven con escoba y media en la cabeza, aparentemente su vida está ok, tiene trabajo, gana dinero, sale de marcha o carretea cuando quiere, se compra ropa top, usa anteojos sin aumento para verse más interesante, pero Rubén, no está contento con nada, y por qué no está contento con nada? Porque considera que su vida es una mierda de principio a fin, un fracaso a los ojos de su padre, una bestia a los ojos de su novia desde la adolescencia, un dolor de cabeza para su pobre madre que sufre como condenada por su hijo.

Mis emociones:

Rubén conoce a su amor muy joven, a los 17 años, lleva 7 años con Angie. Quería ser futbolista, pero terminó siendo periodista, y para más inri ( como dicen los españoles), de farándula! No puede viajar por todas partes con el equipo de sus amores, el Real Madrid, vive con sus padres, ama a Mónica Bellucci y "ocasionalmente" se mete coca. 
El tema de la droga está bastante presente, es crudo, no es un argumento recurrente . Según Rubén, no existe dependencia, pues aparentemente, su consumo es social, para darse alas, para quitarse la timidez; pero qué ganas de decirle: oye! para! qué estás haciendo?, porque el consumo ocasional de alucinógenos sí deja huella, sí genera dependencia, marca tu cerebro, tu córtex no funciona adecuadamente. Pienso mientras leo: No te estoy juzgando Rubén, pero pienso humildemente que te estás matando a diario...y estás mandando tu vida al carajo. Me angustias Rubén.
Día a día, ocasión en ocasión, Rubén se lanza al vacío emocional, sufre tremendamente por su ex novia, por la famosa Angie, se flagela con su recuerdo. A pesar de que no existe un diálogo en tiempo presente de ellos, me parece que Angie es solamente una niña normal, y que Rubén, se aburrió de estar siempre con la misma persona tan normal y comenzó a jugar en la vida, pensando que se iba a divertir más, y claro que se divirtió más, pero en la diversión perdió el alma, tanto así que para poder disfrutar se tiene que meter sus rayitas de coca. Los amigos de Rubén, comparten su gusto por las rayitas, y felizmente se la suministran. Roberto, uno de sus amigos, es cuento aparte.
De fiesta en fiesta Rubén se deprime cada vez más, insiste en recordar a Angie, la relación con su padre es intolerable, sueña con que España gane algo en fútbol alguna vez...y claro que ganó¡¡ El mundial¡ La Eurocopa¡ Recuerda siempre  al gran Iker, ahí sí que me simpatizó más Rubén, yo también adoro a Iker. Pero además Rubén me cae bien por si mismo, me dan ganas de ser su amiga, y me gustaría sentarme en la playa con él , a puro vagar y a conversar, para que me hable en su dialecto divertido, con sus palabras mágicas graciosas. Y es que el autor logra eso, con su lenguaje, con la rapidez de la narración, te vuelve un poco cómplice del protagonista, ojalá te desintoxiques, ojalá vuelvas a tu casa...
El señor Coelho ( que no es santo de mi devoción) tiene un papel, a mi gusto, importantísimo en el desenlace de la novela, es la cuerda de la cual el protagonista se agarra para no caer de lleno al vacío. El final abierto de la narración, que me mantuvo con el alma en vilo un domingo a las 10 am, una vez más te muestra que las cosas no son blancas o negras, que la vida está llena de matices, y que si no te gustan a mí que me importa, porque no te gusten no significa que no existan.

Y así es como se conforma un relato irreverente, crudo, agudo, absolutamente recomendable y que me ha dejado con ganas de leer algo más de este autor.

Puedes acceder a leer gratis el primer capítulo y más info en:
http://www.laultimaraya.com/

Banda sonora destacada:

Losing my religion: R.E.M
Everybody hurts.
Mi enfermedad: Los Rodríguez

¿Qué quise comer mientras leía?

Nada, si fumara, me hubiese fumado una cajetilla entera.

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