Como cada otoño, Ian O´Connell, afamado escritor de novelas de amor, se aísla en su apartado refugio de Crystal Lake para escribir su nuevo éxito. En su desesperada búsqueda de la inspiración que por primera vez le ha abandonado, encontrará a Elizabeth Salaya. En ese entorno idílico, mientras la va convirtiendo en la protagonista de su novela, el amor comenzará a entretejerse entre los dos sin que él sea consciente. Un amor que nunca creyó que existiera más allá de los libros, y que, junto al gran secreto que esconde Elizabeth y por el que intentará alejarlo de su lado, le harán dudar de todo lo que hasta entonces había creído firmemente. En la hirviente Manhattan, envuelta en el ardor de los candidatos en plena carrera hacia la Casa Blanca, los caminos de Ian y Elizabeth volverán a cruzarse. Pero en medio de intrigas, ambiciones y cadenas de favores que amenazan con tambalear los cimientos de la alta sociedad neoyorquina, será enfrentarse a sus sentimientos y miedos lo que cambie sus vidas para siempre.
Permíteme por favor contarte que para hacer esta reseña, necesito un buen té con galletitas...le faltaría el respeto profundamente si la escribiera así sin más...
Déjame decirte que Dónde siempre es Otoño es una novela romántica contemporánea, fue publicada el año 2012, es algo extensa y su narración es maravillosa...hermosa...linda...perfecta....exquisita...monumental...
Es un pedazo de arte escrito. Nada más que decir, me callo la boca frente a esta elegancia narrativa y caigo rendida absolutamente frente a su estilo para contarte las historias.
El argumento.
El relato comienza de manera algo confusa, nos lleva a la mente de alguien, que está recibiendo una paliza pero se consuela en su agonía pensando, en que de ese modo, complacería a otra persona...
Ian es un escritor de novelas románticas muy famoso, exitoso, está comprometido con una heredera millonaria para casarse, y se encuentra en un lugar llamado Crystal Lake, en su cabaña, solo, para poder inspirarse en una nueva historia de amor, el problema es que Ian no cree en el amor que él mismo describe, en realidad, no cree en el amor, cree en la atracción física, en el cariño, en la costumbre...
El hombre está atascado, no logra escribir una línea, todos los días hace exactamente lo mismo, hasta que ocurre una perturbación en el paisaje y observa desde su cabaña a una sencilla mujer vestida con un chaleco que le queda gigante. Día a día espera a que aparezca y su inspiración vuelve, a tal punto que sin conocerla, la convierte en la protagonista de su relato.
Elizabeth es un personaje muy misterioso, que se encuentra en Crystal Lake y por el destino conoce a Ian,. Acuerdan caminar juntos diariamente, conversan, pero todo el tiempo ella se presenta muy reticente a cualquier acercamiento, en general, a lo largo de toda la novela, Elizabeth es un acertijo...y cuando lo descifras...es tan doloroso, que ojalá hubiese sido otra cosa.
El tema político, tiene una relevancia importante para el desarrollo de los hechos, las formas, lo que se le presenta a la gente, los compromisos, los favores, las apariencias...No te cuento más, procura leerlo,
Pienso que Donde siempre es Otoño, es una buena radiografía al ser humano, imperfectos en esencia y perfectibles a través del verdadero amor.
Mis emociones.
Soy férrea enemiga de las comparaciones, las detesto desde muy pequeña, pero debo decir que las novelas de Ángeles Ibirika, están escritas con una maestría soberbia superior...muy superior a sus contemporáneos.
Donde siempre es Otoño me tuvo con el alma en un hilo, me desesperé y lloré cuando supuse equivocadamente una situación, no podía contener los lagrimones...y no es porque sea llorona...sino porque verdaderamente, la historia es tan hermosa, que es imposible no caer de rodillas y agradecer a God por haber tenido el privilegio de haberla disfrutado.
Marvelous
¿Qué me dieron ganas de comer mientras leía?
Queso philadelphia, ojalá con salsa de soya y sésamo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario